Misión de la Unidad
La Unidad de Neurociencias tiene como misión fundamental la de dar respuesta integral, eficiente y basada en la mejor evidencia científica a todas las demandas asistenciales de la población que acceda a sus servicios en régimen ambulatorio, hospitalario y de atención continuada en el campo de la Neurología clínica o de la Neurocirugía y la gestión coste-efectiva de las pruebas diagnósticas relacionadas, tanto en el ámbito ambulatorio como hospitalario de acuerdo con los principios de la Gestión Clínica.
Se entiende la gestión clínica como un proceso de rediseño organizativo que incorpora a los profesionales sanitarios en la gestión de los recursos utilizados en su propia práctica clínica. Supone, por tanto, un paso adelante respecto de la consideración de la labor del médico, que adquiere de esta manera consciencia sobre la necesidad de establecer criterios de racionalidad en la utilización de recursos que, por su propia idiosincrasia, máxime en el ámbito del Sistema Sanitario Público, son limitados.
En las Unidades de Gestión Clínica la actividad se desarrolla de acuerdo a diferentes objetivos, entre los que destacan:
• Fomentar la implicación de los profesionales sanitarios en la gestión de los centros.
• Reforzar la continuidad asistencial entre diferentes niveles de atención.
• Mejorar la organización del trabajo.
• Elevar la satisfacción de los pacientes.
La justificación de la necesidad de una UGC con estas características en Neurociencias se fundamenta en dos postulados de partida:
Postulado 1: La patología neurológica y neuroquirúrgica debe ser objeto de una especial atención por parte de la asistencia sanitaria pública.
Esto es así en virtud de 5 factores:
1) Sus altas tasas de prevalencia e incidencia.
2) Su alta mortalidad.
3) Su repercusión en la calidad de vida del enfermo y de sus cuidadores.
4) Su elevado coste socio-sanitario.
5) Su elevado impacto sobre el sistema sanitario.
Según un informe de la Fundación Española del Cerebro se calcula que entre 6 y 7,5 millones de ciudadanos españoles sufren algún tipo de enfermedad neurológica, lo que representa entre un 13 y un 16% del total de la población.
Alrededor de un 1,5 millones de personas padecen algún tipo de enfermedad neurológica grave (el ictus con secuelas, las demencias, las enfermedades neurodegenerativas entre otras) y entre 5 y 6 millones otras enfermedades neurológicas que no ponen en peligro su vida, pero son responsables de importantes repercusiones en la vida familiar, laboral o social como la migraña o los trastornos del movimiento [Fundación Española del Cerebro, 2006].
Además, las cifras de prevalencia e incidencia de las enfermedades neurológicas han sufrido en las últimas décadas un incremento exponencial en buena parte atribuible al aumento de la esperanza de vida y el proceso general de envejecimiento de la población, dado que buena parte de esta patología tiene una frecuencia dependiente de la edad.
Las enfermedades neurológicas, además de ser muy frecuentes, también acarrean una alta tasa de mortalidad, un elevado coste sanitario y, como consecuencia de ello, un gran impacto sobre los servicios asistenciales. Si hacemos referencia a la patología cerebrovascular, observaremos que se trata de una patología cuya incidencia oscila entre 364/100000 habitantes en hombres y 169 en mujeres [Medrano et al, 2006] y que constituye la segunda causa de muerte en todos los españoles y la primera entre las mujeres. Desde el punto de vista del coste socio-sanitario, cabe mencionar que Estudios promovidos por las instituciones europeas, han estimado para España un coste superior a los 1500 millones de euros anuales destinados a la asistencia sanitaria a pacientes con enfermedad cerebrovascular [Truelsen et al, 2005].
Por último, la patología neurológica es una patología ligada a una fuerte afectación de la calidad de vida. Ejemplos como los de algunas enfermedades crónicas neurológicas como la Esclerosis Múltiple o la Epilepsia refrendan esta afirmación, al tratarse de enfermedades que afectan preferentemente a personas en la etapa joven de su vida adulta.
Todos estos datos justifican la existencia de un dispositivo asistencial específico destinado a estos pacientes cuyo funcionamiento interno esté regido por los criterios de la máxima eficiencia y efectividad, conforme a las directrices de la Gestión Clínica.
Postulado 2: La gestión eficiente de los recursos diagnósticos relacionados con la asistencia al enfermo neurológico exige la gestión conjunta de las actividades clínicas y diagnósticas.
Para la consecución este objetivo, la Unidad de Neurociencias debe basar su actividad en los principios de multidisciplinariedad, versatilidad, subespecialización y colaboración interniveles como único medio para dar respuesta aceptable a las demandas de salud así como a las exigencias en materia de docencia e investigación de la Unidad.
Ello ha llevado al desarrollo de infraestructuras asistenciales que integran elementos clínicos y diagnósticos y hacen colaborar a profesionales con diferentes marcos competenciales o procedentes de diferentes categorías profesionales.
Valores de la Unidad
Los valores de la Unidad de Neurociencias son los siguientes:
