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Macarena Cano, en el centro, junto a cardiólogos e intensivistas pediátricos en el Hospital Materno Infantil de Málaga

El trabajo analiza el postoperatorio de la tetralogía de Fallot en 69 pacientes operados de esta enfermedad congénita entre los años 2007 y 2013 en el Hospital Materno Infantil

Una cardióloga de la Unidad de Gestión Clínica de Corazón y Patología Vascular del Hospital Regional de Málaga ha recibido el premio a la mejor comunicación presentada por residentes al 50º Congreso de la Sociedad Andaluza de Cardiología celebrado recientemente en Granada.

El trabajo premiado analiza los factores quirúrgicos y cuidados postquirúrgicos que pueden están asociados a la morbilidad y mortalidad en 69 pacientes – de entre 4 meses y 15 años – que fueron intervenidos de una enfermedad congénita cardiovascular – la Tetralogía de Fallot – entre los años 2007 y 2013 en el Hospital Materno Infantil de Málaga

En la serie de pacientes estudiados, la tasa de morbilidad fue similar a otras series publicadas con una tasa de mortalidad inferior – un 1,4 por ciento - a la registrada en otros estudios. Así, entre las complicaciones más frecuentes que presentaron estos pacientes se encuentran las arritmias y los derrames pleurales, presentes en el 5 y 10 por ciento de los pacientes, respectivamente.

Para los autores del estudio – cardiólogos y cirujanos cardiovasculares infantiles – los factores que están más relacionados con la aparición de complicaciones en el postoperatorio son la anatomía del paciente, el tiempo que dura la intervención, y la edad del paciente en el momento de la cirugía.

La Tetralogía de Fallot es una de las cardiopatías congénitas más frecuentes, y la más frecuente entre las llamadas cianóticas - por el color azulado de la piel del paciente - ya que el sistema circulatorio no funciona de forma adecuada y la sangre no puede llevar el suficiente oxígeno a las células del organismo.

El diagnóstico se lleva a cabo en los primeros días de vida y puede presentar varios grados de severidad. Los síntomas que presenta el paciente son la cianosis – coloración azulada de la piel y mucosas -; taquipnea – aumento excesivo del número de respiraciones por minuto, para compensar la falta de oxígeno -; o la dificultad del recién nacido para realizar sus tomas.

La cirugía es actualmente el único tratamiento para esta enfermedad. La técnica quirúrgica se decide en función del grado de severidad de la patología, y la edad óptima para realizar la intervención es a los seis meses de edad, aunque la situación clínica del paciente puede hacer que se adelante o retrase la cirugía.

La mayoría de los menores intervenidos por esta patología pueden hacer una vida prácticamente normal, aunque deben tener un seguimiento clínico por parte d elos cardiólogos a lo largo de toda su vida, para valorar clase funcional o la aparición de posibles complicaciones a largo plazo.

En palabras de Macarena Cano (que acaba de finalizar su formación como médico interno residente en Cardiología) “los buenos resultados que estamos obteniendo se debe en gran parte a la perfecta coordinación de un gran equipo formado por cardiólogos, cirujanos cardiovasculares, intensivistas y enfermería”.
 

Publicado en: Año 2015
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